Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 4:28-42 verso por verso
Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira,
y se levantaron y lo echaron fuera de la ciudad. Luego lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle.
Pero él pasó por en medio de ellos y se fue.
Entonces descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba los sábados.
Y se asombraban de su enseñanza porque su palabra era con autoridad.
Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, y él exclamó a gran voz:
— ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido para destruirnos? Yo sé quién eres: ¡el Santo de Dios!
Jesús le reprendió, diciendo: — ¡Cállate y sal de él! Entonces el demonio salió de él derribándolo allí en medio de todos pero sin hacerle ningún daño.
Todos quedaron asombrados y hablaban entre sí diciendo: — ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
Y su fama se divulgaba por todos los lugares de la región.
Levantándose Jesús, se apartó de la sinagoga y entró en casa de Simón. Y la suegra de Simón estaba postrada con una fuerte fiebre, y le rogaron por ella.
Él se inclinó hacia ella y reprendió a la fiebre y la fiebre la dejó, y en seguida ella se levantó y comenzó a servirles.
Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas dolencias los trajeron a él. Y él, al poner las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
Y también de muchos salían demonios, dando gritos y diciendo: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar porque ellos sabían que él era el Cristo.
Siendo ya de día, salió y se fue a un lugar desierto y las multitudes lo buscaban. Acudieron a él y lo detenían para que no se apartara de ellos.