Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 6:20-38 verso por verso
Y alzando él los ojos hacia sus discípulos, decía: “Bienaventurados ustedes los pobres porque de ustedes es el reino de Dios.
“Bienaventurados los que ahora tienen hambre porque serán saciados. “Bienaventurados los que ahora lloran porque reirán.
“Bienaventurados son cuando los hombres los aborrecen, cuando los apartan de sí y los vituperan, y desechan el nombre de ustedes como si fuera malo, por causa del Hijo del Hombre.
Gócense en aquel día y salten de alegría porque he aquí su galardón es grande en el cielo; pues así hacían los padres de ustedes a los profetas.
“Pero ¡ay de ustedes los ricos! Porque están recibiendo su consuelo.
“¡Ay de ustedes, los que ahora están saciados! Porque tendrán hambre. “¡Ay de ustedes, los que ahora se ríen! Porque se lamentarán y llorarán.
“¡Ay de ustedes, cuando todos los hombres hablan bien de ustedes! Porque así hacían sus padres con los falsos profetas.
“Pero a ustedes, los que oyen, les digo: Amen a sus enemigos y hagan bien a los que los aborrecen;
bendigan a los que los maldicen y oren por los que los maltratan.
Al que te hiera en la mejilla preséntale también la otra; y al que te quite el manto no le niegues la túnica.
A cualquiera que te pida dale; y al que tome lo que es tuyo no se lo vuelvas a pedir.
“Y como quieren que hagan los hombres con ustedes, así también hagan ustedes con ellos.
Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores aman a los que los aman.
Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si dan prestado a aquellos de quienes esperaban recibir, ¿qué mérito tienen? Pues también los pecadores dan prestado a los pecadores para recibir otro tanto.
“Más bien, amen a sus enemigos y hagan bien y den prestado sin esperar ningún provecho. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y los perversos.
Sean misericordiosos, como también su Padre es misericordioso.
“No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.
Den, y se les dará; medida buena, apretada, sacudida y rebosante se les dará en su regazo. Porque con la medida con que miden se les volverá a medir”.