Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 8:16-25 verso por verso
“Ninguno que enciende una lámpara la cubre con una vasija, o la pone debajo de la cama, sino que la pone sobre un candelero para que los que entren vean la luz.
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado ni nada escondido que no haya de ser conocido y salir en claro.
“Miren, pues, cómo oyen; porque a cualquiera que tenga le será dado, y a cualquiera que no tenga, aun lo que piense tener le será quitado”.
Vinieron hacia él su madre y sus hermanos, pero no podían llegar a él a causa de la multitud.
Entonces se le avisó: — Tu madre y tus hermanos están fuera deseando verte.
Pero él, respondiendo, les dijo: — Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la hacen.
Aconteció en uno de aquellos días que él entró en una barca, y también sus discípulos. Y les dijo: — Pasemos a la otra orilla del lago. Y zarparon.
Pero mientras ellos navegaban él se durmió. Entonces se desencadenó una tempestad de viento en el lago, y ellos se anegaban y peligraban.
Acercándose a él, lo despertaron diciendo: — ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! Y despertándose reprendió al viento y al oleaje del agua; y cesaron y se hizo bonanza.
Entonces les dijo: — ¿Dónde está la fe de ustedes? Atemorizados, se maravillaron diciéndose los unos a los otros: — ¿Quién es este que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?