Explicación, estudio y comentario bíblico de Lucas 8:41-48 verso por verso
Y he aquí vino un hombre llamado Jairo, que era principal de la sinagoga. Se postró a los pies de Jesús y le imploró que fuese a su casa
porque tenía una hija única, de unos doce años, que se estaba muriendo. Mientras él iba, las multitudes lo apretujaban.
Y una mujer que padecía de hemorragia desde hacía doce años (la cual, aunque había gastado todo su patrimonio en médicos, no pudo ser sanada por nadie),
se le acercó por detrás y tocó el borde del manto de Jesús. De inmediato se detuvo su hemorragia.
Entonces dijo Jesús: — ¿Quién es el que me ha tocado? Y como todos negaban, Pedro le dijo: — Maestro, las multitudes te aprietan y presionan.
Jesús dijo: — Alguien me ha tocado, porque yo sé que ha salido poder de mí.
Entonces, cuando la mujer vio que no había pasado inadvertida, fue temblando y, postrándose delante de él, declaró ante todo el pueblo por qué causa lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.
Él le dijo: — Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz.