• Lucas 9:17

    Todos comieron y se saciaron, y de lo que sobró recogieron doce canastas de pedazos.

  • Lucas 9:18

    Aconteció que, mientras él estaba orando aparte, sus discípulos estaban con él, y les preguntó diciendo: — ¿Quién dice la gente que soy yo?

  • Lucas 9:19

    Respondiendo ellos, dijeron: — Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas ha resucitado.

  • Lucas 9:20

    Y les dijo: — Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Entonces Pedro, respondiendo, dijo: — El Cristo de Dios.

  • Lucas 9:21

    Pero él les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.

  • Lucas 9:22

    Y les dijo: — Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas y que sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto y que resucite al tercer día.

  • Lucas 9:23

    Decía entonces a todos: — Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.

  • Lucas 9:24

    Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la salvará.

  • Lucas 9:25

    Pues, ¿de qué le sirve al hombre si gana el mundo entero y se destruye o se pierde a sí mismo?

  • Lucas 9:26

    Pues el que se avergüence de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria y la del Padre y la de los santos ángeles.

  • Lucas 9:27

    Y les digo, en verdad, que hay algunos de los que están aquí presentes que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios.

  • Lucas 9:28

    Aconteció, como ocho días después de estas palabras, que tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.

  • Lucas 9:29

    Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra y sus vestiduras se hicieron blancas y resplandecientes.

  • Lucas 9:30

    Y he aquí, dos hombres hablaban con él. Eran Moisés y Elías,

  • Lucas 9:31

    quienes aparecieron en gloria y hablaban de su partida que él iba a cumplir en Jerusalén.

  • Lucas 9:32

    Pedro y los otros con él estaban cargados de sueño; pero se mantuvieron vigilando y vieron su gloria y a dos hombres que estaban con él.

  • Lucas 9:33

    Aconteció que, mientras aquellos se apartaban de él, Pedro dijo a Jesús, sin saber lo que decía: — Maestro, nos es bueno estar aquí. Levantemos, pues, tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

  • Lucas 9:34

    Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y les hizo sombra. Y ellos tuvieron temor cuando entraron en la nube.

  • Lucas 9:35

    Entonces de la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo, el Escogido. A él oigan”.

  • Lucas 9:36

    Cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo. Y ellos callaron, y en aquellos días no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

  • Lucas 9:37

    Aconteció al día siguiente, cuando habían bajado del monte, que una gran multitud le salió al encuentro.

  • Lucas 9:38

    Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: — Maestro, te ruego que veas a mi hijo, que es el único que tengo.

  • Lucas 9:39

    He aquí un espíritu lo toma, y de repente grita y lo convulsiona con espumarajos; lo hace pedazos y difícilmente se aparta de él.

  • Lucas 9:40

    Yo rogué a tus discípulos que lo echaran fuera pero no pudieron.

  • Lucas 9:41

    Respondiendo Jesús, dijo: — ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes y los soportaré? Trae a tu hijo acá.

  • Lucas 9:42

    Y mientras aún se acercaba, el demonio lo derribó y lo convulsionó. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho, y se lo entregó a su padre.

Continúa después de la publicidad