Explicación, estudio y comentario bíblico de Marco 10:23-52 verso por verso
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: — ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
Los discípulos se asombraron por sus palabras; pero Jesús, respondiendo de nuevo, les dijo: — Hijitos, ¡cuán difícil es entrar en el reino de Dios!.
Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
Pero ellos quedaron aun más atónitos diciendo entre sí: — ¿Y quién podrá ser salvo?
Entonces Jesús, mirándolos, les dijo: — Para los hombres es imposible pero no para Dios. Porque para Dios todas las cosas son posibles.
Pedro comenzó a decirle: — He aquí, nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús le dijo: — De cierto les digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mí y del evangelio,
que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en la edad venidera, la vida eterna.
Pero muchos primeros serán los últimos, y los últimos, primeros.
Iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos. Estaban asombrados, y los que lo seguían tenían miedo. Entonces, volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a declarar las cosas que le estaban por acontecer:
— He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles.
Se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán; y después de tres días resucitará.
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron: — Maestro, queremos que nos concedas lo que pidamos.
Él les dijo: — ¿Qué quieren que haga por ustedes?
Ellos dijeron: — Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Entonces Jesús les dijo: — No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
Ellos dijeron: — Podemos. Y Jesús les dijo: — Beberán la copa que yo bebo, y serán bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado.
Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino que es para quienes está preparado.
Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse con Jacobo y Juan.
Pero Jesús los llamó y les dijo: — Ustedes saben que los que son tenidos por príncipes de los gentiles se enseñorean de ellos, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.
Pero no es así entre ustedes. Más bien, cualquiera que anhele hacerse grande entre ustedes será su servidor,
y cualquiera que anhele ser el primero entre ustedes será siervo de todos.
Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
Entonces llegaron a Jericó. Y cuando él iba saliendo de Jericó junto con sus discípulos y una gran multitud, el ciego Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando.
Y cuando oyó que era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar diciendo: — ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Muchos lo regañaban para que se callara, pero él gritaba aun más fuerte: — ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Entonces Jesús se detuvo y mandó llamarle. Llamaron al ciego diciéndole: — Ten confianza. Levántate. Él te llama.
Entonces él, tirando su manto, se levantó y fue a Jesús.
Y Jesús le respondió diciendo: — ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: — Rabí, que yo recobre la vista.
Jesús le dijo: — Vete. Tu fe te ha salvado. Al instante recobró la vista y seguía a Jesús en el camino.