Explicación, estudio y comentario bíblico de Marco 12:32-44 verso por verso
Entonces el escriba le dijo: — Bien, Maestro. Has dicho la verdad: Dios es uno, y no hay otro aparte de él,
y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
Y viendo Jesús que había respondido sabiamente, le dijo: — No estás lejos del reino de Dios. Ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.
Mientras estaba enseñando en el templo, Jesús respondiendo decía: — ¿Cómo es que dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
David mismo dijo mediante el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”.
David mismo le llama “Señor”; ¿cómo es, pues, su hijo? Y la gran multitud lo escuchaba con gusto.
Y en su enseñanza decía: — Guárdense de los escribas, a quienes les gusta andar con ropas largas, que aman las salutaciones en las plazas,
las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en los banquetes.
Estos, que devoran las casas de las viudas y como pretexto hacen largas oraciones, recibirán mayor condenación.
Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo el pueblo echaba dinero en el arca. Muchos ricos echaban mucho,
y una viuda pobre vino y echó dos monedas pequeñas de poco valor.
Él llamó a sus discípulos y les dijo: — De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca.
Porque todos han echado de su abundancia; pero esta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.