Explicación, estudio y comentario bíblico de Marco 14:32-43 verso por verso
Llegaron al lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: — Siéntense aquí mientras yo oro.
Tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.
Y les dijo: — Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quédense aquí y velen.
Pasando un poco adelante, se postraba en tierra y oraba que de ser posible, pasase de él aquella hora.
Decía: — ¡Abba, Padre, todo es posible para ti! ¡Aparta de mí esta copa! Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
Volvió y los halló durmiendo, y le dijo a Pedro: — Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una sola hora?
Velen y oren, para que no entren en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto pero la carne es débil.
De nuevo se apartó y oró diciendo las mismas palabras.
Cuando vino otra vez, los halló durmiendo porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y no sabían qué responderle.
Volvió por tercera vez y les dijo: — ¿Todavía están durmiendo y descansando? Basta ya. La hora ha venido. He aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
¡Levántense, vamos! He aquí, está cerca el que me entrega.
En seguida, mientras él aún hablaba, llegó Judas, uno de los doce, y con él una multitud con espadas y palos de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.