Explicación, estudio y comentario bíblico de Marco 15:29-41 verso por verso
Y los que pasaban lo insultaban, meneando sus cabezas y diciendo: — ¡Ah! Tú que derribas el templo y lo edificas en tres días,
¡sálvate a ti mismo y desciende de la cruz!
De igual manera, burlándose de él entre ellos mismos, los principales sacerdotes junto con los escribas decían: — A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar.
¡Que el Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que veamos y creamos! También los que estaban crucificados con él lo injuriaban.
Cuando llegó el medio día, descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde.
Y a las tres de la tarde Jesús exclamó a gran voz diciendo: — ¡Eloi, Eloi! ¿Lama sabactani? (que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?).
Al oírle, algunos de los que estaban allí decían: — He aquí, llama a Elías.
Corrió uno y empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y le dio a beber, diciendo: — Dejen, veamos si viene Elías a bajarle.
Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
Y el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo.
El centurión que estaba de pie delante de él, cuando vio que había muerto de esta manera, dijo: — ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!
También estaban allí algunas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo el Menor y de José, y Salomé.
Cuando Jesús estaba en Galilea, estas lo seguían y le servían. También había muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.