Explicación, estudio y comentario bíblico de Marco 16:1-41 verso por verso
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María madre de Jacobo y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungirle.
Muy de mañana, el primer día de la semana, fueron al sepulcro apenas salido el sol,
y se decían una a la otra: — ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
Pero cuando miraron, vieron que la piedra ya había sido removida, a pesar de que era muy grande.
Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido de una larga ropa blanca, y se asustaron.
Pero él les dijo: — No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, quien fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. He aquí el lugar donde lo pusieron.
Pero vayan, digan a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, como les dijo.
Ellas salieron y huyeron del sepulcro, porque temblaban y estaban presas de espanto. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
[Una vez resucitado Jesús, muy de mañana en el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena de la cual había echado siete demonios.
Ella fue y lo anunció a los que habían estado con él, que estaban tristes y lloraban.
Pero cuando ellos oyeron que estaba vivo y que había sido visto por ella, no lo creyeron.
Después apareció en otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo.
Ellos fueron y lo anunciaron a los demás, pero tampoco a ellos les creyeron.
Luego apareció a los once cuando estaban sentados a la mesa, y les reprendió por su incredulidad y dureza de corazón porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura.
El que cree y es bautizado será salvo; pero el que no cree será condenado.
Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas,
tomarán serpientes en las manos, y si llegan a beber cosa venenosa no les dañará. Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”.
Después que les habló, el Señor Jesús fue recibido arriba en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.
Y ellos salieron y predicaron en todas partes, actuando con ellos el Señor y confirmando la palabra con las señales que seguían].