Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 10:24-36 verso por verso
“El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor.
Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia lo llamaron Beelzebul, ¡cuánto más lo harán a los de su casa!
“Así que, no les teman. Porque no hay nada encubierto que no será revelado ni oculto que no será conocido.
Lo que les digo en privado, díganlo en público; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas.
No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.
¿Acaso no se venden dos pajaritos por una moneda? Con todo ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de su Padre.
Pues aun los cabellos de ustedes están todos contados.
Así que, no teman; más valen ustedes que muchos pajaritos.
“Por tanto, a todo el que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
“No piensen que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada.
Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra.
Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa.