Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 11:10-40 verso por verso
Este es aquel de quien está escrito: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu rostro, quien preparará tu camino delante de ti.
De cierto les digo que no se ha levantado entre los nacidos de mujer ningún otro mayor que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos se apoderan de él.
Porque todos los Profetas y la Ley profetizaron hasta Juan.
Y si lo quieren recibir, él es el Elías que debía venir.
El que tiene oídos, oiga.
“Pero, ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas y dan voces a sus compañeros,
diciendo: Les tocamos la flauta, y no bailaron; entonamos canciones de duelo y no se lamentaron’.
Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: ‘¡Demonio tiene!’.
Y vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: ‘¡He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores!’. Pero la sabiduría es justificada por sus hechos”.
Entonces comenzó a reprender a las ciudades en las cuales se realizaron muchos de sus hechos poderosos, porque no se habían arrepentido:
“¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si se hubieran realizado en Tiro y en Sidón los hechos poderosos que se realizaron en ustedes, ya hace tiempo se habrían arrepentido en saco y ceniza.
Pero les digo que en el día del juicio el castigo para Tiro y Sidón será más tolerable que para ustedes.
“Y tú, Capernaúm, ¿serás exaltada hasta el cielo? ¡Hasta el Hades serás hundida! Porque si entre los de Sodoma se hubieran realizado los hechos poderosos que se realizaron en ti, habrían permanecido hasta hoy.
Pero les digo que en el día del juicio el castigo será más tolerable para la tierra de Sodoma, que para ti”.
En aquel tiempo Jesús respondió y dijo: “Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó”.
“Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Nadie conoce bien al Hijo, sino el Padre. Nadie conoce bien al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
“Vengan a mí, todos los que están fatigados y cargados, y yo los haré descansar.
Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma.
Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.