Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 14:13-27 verso por verso
Al oírlo, Jesús se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado. Cuando las multitudes oyeron esto, lo siguieron a pie desde las ciudades.
Cuando Jesús salió, vio la gran multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que entre ellos estaban enfermos.
Al atardecer, sus discípulos se acercaron a él y le dijeron: — El lugar es desierto, y la hora ya avanzada. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren para sí algo de comer.
Pero Jesús les dijo: — No tienen necesidad de irse. Denles ustedes de comer.
Entonces ellos dijeron: — No tenemos aquí sino cinco panes y dos pescados.
Él les dijo: — Tráiganmelos acá.
Luego mandó que la gente se recostara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, alzando los ojos al cielo, los bendijo. Después de partirlos, dio los panes a sus discípulos, y ellos a la gente.
Todos comieron y se saciaron, y se recogieron doce canastas llenas de lo que sobró de los pedazos.
Los que comieron eran como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Y en seguida Jesús obligó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes.
Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
La barca ya quedaba a gran distancia de la tierra, azotada por las olas, porque el viento era contrario.
Y a la madrugada, Jesús fue a ellos caminando sobre el mar.
Pero cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el mar, se turbaron diciendo: — ¡Un fantasma! Y gritaron de miedo.
En seguida Jesús les habló diciendo: — ¡Tengan ánimo! ¡Yo soy! ¡No teman!