Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 17:14-40 verso por verso
Cuando llegaron a la multitud, vino a él un hombre y se arrodilló delante de él,
diciendo: — ¡Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático y padece gravemente! Pues muchas veces cae en el fuego, y muchas veces en el agua.
Lo traje a tus discípulos, y no lo pudieron sanar.
Jesús respondió y dijo: — ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo los soportaré? ¡Tráiganmelo acá!
Jesús le reprendió, y el demonio salió de él; y el niño fue sanado desde aquella hora.
Luego, los discípulos se acercaron en privado a Jesús y le dijeron: — ¿Por qué no pudimos nosotros echarlo fuera?
Jesús les dijo: — Por causa de la poca fe de ustedes. Porque de cierto les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirían a este monte: “Pásate de aquí, allá”; y se pasará. Nada les será imposible.
Estando ellos reunidos en Galilea, Jesús les dijo: “El Hijo del Hombre ha de ser entregado en manos de hombres,
y lo matarán. Pero al tercer día resucitará”. Y ellos se entristecieron en gran manera.
Cuando ellos llegaron a Capernaúm, fueron a Pedro los que cobraban el impuesto del templo y le dijeron: — ¿Su maestro no paga el impuesto del templo?
Él dijo: — Sí. Al entrar en casa, Jesús le habló primero diciendo: — ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos o de otros?
Pedro le dijo: — De otros. Jesús le dijo: — Luego, los hijos están libres de obligación.
Pero, para que no los ofendamos, ve al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que suba, tómalo. Cuando abras su boca, hallarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mí y por ti.