Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 18:5-7 verso por verso
Y cualquiera que en mi nombre reciba a un niño como este, a mí me recibe.
»Y a cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le atara al cuello una gran piedra de molino y que se le hundiera en lo profundo del mar.
¡Ay del mundo por los tropiezos! Es inevitable que haya tropiezos, pero ¡ay del hombre que los ocasione!