Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 20:31-34 verso por verso
La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaron aún más fuerte diciendo: — ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
Jesús se detuvo, los llamó y les dijo: — ¿Qué quieren que les haga?
Le dijeron: — Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
Entonces Jesús, conmovido dentro de sí, les tocó los ojos; y de inmediato recobraron la vista y lo siguieron.