Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 22:23-40 verso por verso
Aquel día se le acercaron unos saduceos, quienes dicen que no hay resurrección, y le preguntaron diciendo:
— Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin tener hijos, su hermano se casará con su mujer y levantará descendencia a su hermano.
Había, pues, siete hermanos entre nosotros. El primero tomó mujer y murió y, como no tenía descendencia, dejó su mujer a su hermano.
De la misma manera sucedió también con el segundo y el tercero, hasta los siete.
Después de todos, murió también la mujer.
En la resurrección, puesto que todos la tuvieron, ¿de cuál de los siete será mujer?
Entonces respondió Jesús y les dijo: — Están equivocados porque no conocen las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios;
porque en la resurrección no se casan ni se dan en casamiento sino que son como los ángeles que están en el cielo.
Y acerca de la resurrección de los muertos, ¿no han leído lo que les fue dicho por Dios?
Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Al oír esto, las multitudes estaban atónitas de su doctrina.
Entonces los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se reunieron de común acuerdo.
Uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó para probarle:
— Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?
Jesús le dijo: — Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.
Este es el grande y el primer mandamiento.
Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.