Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 22:3-33 verso por verso
Envió a sus siervos para llamar a los que habían sido invitados a las bodas, pero no querían venir.
Volvió a enviar otros siervos, diciendo: “Digan a los invitados: ‘He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido matados, y todo está preparado. Vengan a las bodas’ ”.
Pero ellos no le hicieron caso y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio;
y los otros tomaron a sus siervos, los afrentaron y los mataron.
El rey se enojó, y enviando sus tropas mató a aquellos asesinos y prendió fuego a su ciudad.
Entonces dijo a sus siervos: “El banquete, a la verdad, está preparado, pero los invitados no eran dignos.
Vayan, pues, a las encrucijadas de los caminos y llamen al banquete de bodas a cuantos hallen”.
Aquellos siervos salieron por los caminos y reunieron a todos los que hallaron, tanto buenos como malos; y el banquete de bodas estuvo lleno de convidados.
»Pero cuando entró el rey para ver a los convidados y vio allí a un hombre que no llevaba ropa de bodas,
le dijo: “Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin llevar ropa de bodas?”. Pero él quedó mudo.
Entonces el rey dijo a los que servían: “Átenlo los pies y las manos, y échenlo en las tinieblas de afuera”. Allí habrá llanto y crujir de dientes;
porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo podrían enredarle en alguna palabra.
Después enviaron a él discípulos de ellos, junto con los herodianos, diciendo: — Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, que enseñas el camino de Dios con verdad y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres.
Dinos, pues, ¿qué te parece? ¿Es lícito dar tributo al César o no?
Pero Jesús, entendiendo la malicia de ellos, les dijo: — ¿Por qué me prueban, hipócritas?
Muéstrenme la moneda del tributo. Ellos le presentaron una moneda.
Entonces él les dijo: — ¿De quién es esta imagen y esta inscripción?
Le dijeron: — Del César. Entonces él les dijo: — Por tanto, den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.
Al oír esto, se maravillaron; y dejándole, se fueron.
Aquel día se le acercaron unos saduceos, quienes dicen que no hay resurrección, y le preguntaron diciendo:
— Maestro, Moisés dijo: Si alguno muere sin tener hijos, su hermano se casará con su mujer y levantará descendencia a su hermano.
Había, pues, siete hermanos entre nosotros. El primero tomó mujer y murió y, como no tenía descendencia, dejó su mujer a su hermano.
De la misma manera sucedió también con el segundo y el tercero, hasta los siete.
Después de todos, murió también la mujer.
En la resurrección, puesto que todos la tuvieron, ¿de cuál de los siete será mujer?
Entonces respondió Jesús y les dijo: — Están equivocados porque no conocen las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios;
porque en la resurrección no se casan ni se dan en casamiento sino que son como los ángeles que están en el cielo.
Y acerca de la resurrección de los muertos, ¿no han leído lo que les fue dicho por Dios?
Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Al oír esto, las multitudes estaban atónitas de su doctrina.