Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 25:14-27 verso por verso
»Porque el reino de los cielos será semejante a un hombre que, al emprender un viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
A uno dio cinco mil monedas, a otro dos mil, y a otro mil. A cada uno dio conforme a su capacidad y se fue lejos.
Inmediatamente, el que había recibido cinco mil monedas se fue, negoció con ellas y ganó otras cinco mil monedas.
De la misma manera, el que había recibido dos mil ganó también otras dos mil.
Pero el que había recibido mil fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
»Después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.
Cuando se presentó el que había recibido cinco mil monedas, trajo otras cinco mil monedas y dijo: “Señor, me entregaste cinco mil monedas; he aquí he ganado otras cinco mil”.
Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”.
Y cuando se presentó el que había recibido dos mil monedas, dijo: “Señor, me entregaste dos mil monedas; he aquí he ganado otras dos mil”.
Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor”.
Pero cuando se presentó el que había recibido mil monedas, dijo: “Señor, yo te conozco que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.
Y como tuve miedo, fui y escondí tus mil monedas en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo”.
Su señor respondió y le dijo: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí?
Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses.