Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 26:48-54 verso por verso
El que le entregaba les había dado señal diciendo: “Al que yo bese, ese es. Préndanle”.
De inmediato se acercó a Jesús y dijo: — ¡Te saludo, Rabí! Y lo besó.
Pero Jesús le dijo: — Amigo, haz lo que viniste a hacer. Entonces ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.
Y he aquí uno de los que estaban con Jesús extendió su mano, sacó su espada y, golpeando a un siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja.
Entonces Jesús le dijo: — Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman espada, a espada perecerán.
¿O piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones de ángeles?
Entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que es necesario que suceda de esta manera?