• Mateo 26:6

    Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,

  • Mateo 26:7

    vino a él una mujer trayendo un frasco de alabastro con perfume de gran precio y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras estaba sentado a la mesa.

  • Mateo 26:8

    Al verlo, sus discípulos se indignaron y dijeron: — ¿Para qué este desperdicio?

  • Mateo 26:9

    Porque esto podría haberse vendido a un gran precio y haberse dado a los pobres.

  • Mateo 26:10

    Como Jesús se dio cuenta, les dijo: — ¿Por qué molestan a la mujer? Pues ha hecho una buena obra conmigo.

  • Mateo 26:11

    Porque siempre tienen a los pobres con ustedes, pero a mí no siempre me tienen.

  • Mateo 26:12

    Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, ella lo hizo para prepararme para la sepultura.

  • Mateo 26:13

    De cierto les digo que dondequiera que este evangelio sea predicado en todo el mundo, también será contado lo que esta mujer ha hecho, para memoria de ella.

  • Mateo 26:14

    Entonces, uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes

  • Mateo 26:15

    y les dijo: — ¿Qué me quieren dar? Y yo se los entregaré. Ellos le asignaron treinta piezas de plata;

  • Mateo 26:16

    y desde entonces él buscaba la oportunidad para entregarlo.

  • Mateo 26:17

    El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús diciendo: — ¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la Pascua?

  • Mateo 26:18

    Él dijo: — Vayan a la ciudad, a cierto hombre, y díganle: “El Maestro dice: ‘Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos’ ”.

  • Mateo 26:19

    Los discípulos hicieron como Jesús les mandó y prepararon la Pascua.

  • Mateo 26:20

    Al atardecer, él estaba sentado a la mesa con los doce

  • Mateo 26:21

    y, mientras comían, dijo: — De cierto les digo que uno de ustedes me va a entregar.

  • Mateo 26:22

    Entristecidos en gran manera, comenzaron a preguntarle uno por uno: — ¿Acaso seré yo, Señor?

  • Mateo 26:23

    Entonces respondiendo él dijo: — El que mete la mano conmigo en el plato, este me entregará.

  • Mateo 26:24

    A la verdad, el Hijo del Hombre va, tal como está escrito de él. Pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Bueno le fuera a aquel hombre no haber nacido.

  • Mateo 26:25

    Y respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: — ¿Acaso seré yo, Maestro? Le dijo: — Tú lo has dicho.

  • Mateo 26:26

    Mientras ellos comían, Jesús tomó pan y lo bendijo; lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: — Tomen; coman. Esto es mi cuerpo.

  • Mateo 26:27

    Tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio diciendo: — Beban de ella todos;

  • Mateo 26:28

    porque esto es mi sangre del pacto, la cual es derramada para el perdón de pecados para muchos.

  • Mateo 26:29

    Pero les digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo con ustedes en el reino de mi Padre.

  • Mateo 26:30

    Y después de cantar un himno, salieron al monte de los Olivos.

  • Mateo 26:31

    Entonces Jesús les dijo: — Todos ustedes se escandalizarán de mí esta noche, porque está escrito: Heriré al Pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.

  • Mateo 26:32

    Pero después de haber resucitado, iré delante de ustedes a Galilea.

  • Mateo 26:33

    Respondiéndole Pedro dijo: — Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.

  • Mateo 26:34

    Jesús le dijo: — De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, tú me negarás tres veces.

  • Mateo 26:35

    Pedro le dijo: — Aunque me sea necesario morir contigo, jamás te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

  • Mateo 26:36

    Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a los discípulos: — Siéntense aquí, hasta que yo vaya allá y ore.

  • Mateo 26:37

    Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.

  • Mateo 26:38

    Entonces les dijo: — Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quédense aquí y velen conmigo.

  • Mateo 26:39

    Pasando un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: — Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú.

  • Mateo 26:40

    Volvió a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: — ¿Así que no han podido velar ni una sola hora conmigo?

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