Explicación, estudio y comentario bíblico de Mateo 4:1-40 verso por verso
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
El tentador se acercó y le dijo: — Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
Pero él respondió y dijo: — Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso de pie sobre el pináculo del templo,
y le dijo: — Si eres Hijo de Dios, échate abajo, porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te llevarán, de modo que nunca tropieces con tu pie en piedra.
Jesús le dijo: — Además está escrito: No pondrás a prueba al Señor tu Dios.
Otra vez el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria.
Y le dijo: — Todo esto te daré, si postrado me adoras.
Entonces Jesús le dijo: — Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás.
Entonces el diablo lo dejó y, he aquí, los ángeles vinieron y le servían.
Y cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, regresó a Galilea.
Y, habiendo dejado Nazaret, fue y habitó en Capernaúm, ciudad junto al mar en la región de Zabulón y Neftalí,
para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, diciendo:
Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
El pueblo que moraba en tinieblas vio una gran luz. A los que moraban en región y sombra de muerte, la luz les amaneció.
Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: “¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado!”.
Mientras andaba junto al mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, que es llamado Pedro, y a su hermano Andrés. Estaban echando la red en el mar, porque eran pescadores.
Y les dijo: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres”.
Y de inmediato ellos dejaron sus redes y lo siguieron.
Y pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo y Juan su hermano, en la barca con su padre Zebedeo, arreglando sus redes. Los llamó,
y en seguida ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Su fama corrió por toda Siria, y le trajeron todos los que tenían males: los que padecían diversas enfermedades y dolores, los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos. Y él los sanó.
Le siguieron grandes multitudes de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.