• Mateo 6:5

    “Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. De cierto les digo que ya tienen su recompensa.

  • Mateo 6:6

    Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará.

  • Mateo 6:7

    Y al orar, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su palabrería.

  • Mateo 6:8

    Por tanto, no se hagan semejantes a ellos, porque el Padre de ustedes sabe de qué cosas tienen necesidad antes que ustedes le pidan.

  • Mateo 6:9

    Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre,

  • Mateo 6:10

    venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra.

  • Mateo 6:11

    El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

  • Mateo 6:12

    Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

  • Mateo 6:13

    Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. [Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén].

  • Mateo 6:14

    Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también les perdonará a ustedes.

  • Mateo 6:15

    Pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará sus ofensas.

  • Mateo 6:16

    “Cuando ustedes ayunen, no se hagan los tristes, como los hipócritas, que descuidan su apariencia para mostrar a los hombres que ayunan. De cierto les digo que ya tienen su recompensa.

  • Mateo 6:17

    Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lávate la cara,

  • Mateo 6:18

    de modo que no muestres a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará.

  • Mateo 6:19

    “No acumulen para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban.

  • Mateo 6:20

    Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban.

  • Mateo 6:21

    Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón.

  • Mateo 6:22

    “La lámpara del cuerpo es el ojo. Así que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz.

  • Mateo 6:23

    Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. De modo que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad!

  • Mateo 6:24

    “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas.

  • Mateo 6:25

    “Por tanto les digo: No se afanen por su vida, qué han de comer o qué han de beber; ni por su cuerpo, qué han de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

  • Mateo 6:26

    Miren las aves del cielo, que no siembran ni siegan ni recogen en graneros; y su Padre celestial las alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellas?

  • Mateo 6:27

    ¿Quién de ustedes podrá, por más que se afane, añadir a su estatura un milímetro?

  • Mateo 6:28

    ¿Por qué se afanan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan;

  • Mateo 6:29

    pero les digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos.

  • Mateo 6:30

    Si Dios viste así la hierba del campo, que hoy está y mañana es echada en el horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?

  • Mateo 6:31

    “Por tanto, no se afanen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos cubriremos?’.

  • Mateo 6:32

    Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero el Padre de ustedes que está en los cielos sabe que tienen necesidad de todas estas cosas.

  • Mateo 6:33

    Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

  • Mateo 6:34

    Así que, no se afanen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal.

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