Cada uno tiene un propósito, una misión, una forma personalizada de ser utilizado por Dios. En mi caso, nunca planeé hacer eso, nunca aspiré, pero, simplemente, el Señor me estaba llevando a predicar su Palabra a través de la escritura y las conferencias verbales. Así, yo, un periodista que soñaba en mi juventud con ser reportero de televisión, acabé convirtiéndome en teólogo, escritor y predicador. Todo esto llegó como una avalancha a mi vida, sin previo aviso, de forma natural, y cuando lo vi, todo había cambiado.

Así que, a partir de 2009, empecé a dedicar mi vida, mis atenciones y mis esfuerzos a este ministerio, que lo abarcaba todo: desde mi vida profesional hasta mis fines de semana. Fue intenso. Ha sido intenso. El caso es que, después de muchos años dedicado a ello, desde mediados de 2019 me he visto obligado a priorizar algunas actividades, en detrimento de otras. Y por mucho que haya sido una misión y un placer escribir aquí, en el blog  desde 2011, necesitaba tomarme un descanso. Muchos cambios, muchos cambios de enfoque, necesidad de priorizar otras actividades con mi poco tiempo libre. Con ello, dejé de compartir reflexiones por  muchos meses. Y encontré paz en la Biblia para hacerlo.

El autor del Eclesiastés deja muy claro en el capítulo 3 que hay un tiempo adecuado para todas las cosas: "Hay un tiempo adecuado para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo. Hay un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar. Un tiempo para matar, y un tiempo para curar; un tiempo para derribar, y un tiempo para construir. Un tiempo para llorar y un tiempo para reír; un tiempo para llorar y un tiempo para bailar. Un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazar, y un tiempo para retirarse. Un tiempo para buscar, y un tiempo para dejar de buscar; un tiempo para conservar, y un tiempo para desechar. Un tiempo para desgarrar, y un tiempo para reparar; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar. Un tiempo para amar, y un tiempo para odiar; un tiempo de guerra, y un tiempo de paz".

Vi que era mi momento de estar en silencio por aquí. Pero, ahora, me doy cuenta de que es hora de volver. Así que, a partir de esta primera semana de marzo de 2020, volveré a publicar aquí en el blog. Me alegro por vuestra compañía y pido a Dios que mis reflexiones os bendigan en esta nueva etapa de mi vida. Que todo lo que escriba sea para la edificación del lector, la unidad de la Iglesia y la gloria de Dios.

Puede que veas la necesidad de dar un giro importante a tu vida. Es posible que descubras que ha llegado el momento de guardar silencio o de hablar. Para de correr o para de descansar. En cualquier caso, no tengas miedo de emprender el cambio, si Dios te lo indica y si las personas y las circunstancias que te rodean muestran que es el momento. Tal vez no dependa de ti y no haya opción. Tal vez depende de ti y lo único que falta es una decisión. En cualquier caso, el cambio forma parte del camino y no debemos temerlo si se hace bajo la dirección del Señor. Él es bueno y su misericordia es eterna.

Es bueno estar de vuelta. Y, si quieres seguir caminando conmigo, será un placer tenerte aquí.

Paz a todos los que están en Cristo,
Maurício Zágari