Explicación, estudio y comentario bíblico de Nahúm 1:3-12 verso por verso
El SEÑOR es lento para la ira y grande en poder. De ninguna manera dará por inocente al culpable. El SEÑOR marcha en el huracán y en la tempestad; las nubes son el polvo de sus pies.
Reprende al mar y hace que se seque, y reseca todos los ríos. Basán y el Carmelo se marchitan; se marchita la flor del Líbano.
Las montañas se estremecen delante de él, y las colinas se derriten. Ante su presencia queda desolada la tierra, el mundo y todos los que lo habitan.
¿Quién resistirá delante de su ira? ¿Quién quedará en pie ante el furor de su enojo? Su ira se vierte como fuego y se desmenuzan las peñas delante de él.
¡Bueno es el SEÑOR! Es una fortaleza en el día de la angustia y conoce a los que en él se refugian.
Pero arrasa con impetuosa inundación al que se levanta contra él. ¡Aun en las tinieblas perseguirá a sus enemigos!
¿Qué traman contra el SEÑOR? ¡Él arrasará y no tomará venganza dos veces de su enemigo!
Como espinas entretejidas y como borrachos en su embriaguez serán consumidos como paja seca.
De ti salió un consejero de Belial que tramó el mal contra el SEÑOR.
Pero así ha dicho el SEÑOR: “Aunque vivan reposadamente y sean muchos, con todo serán cortados y pasarán. Y aunque yo te haya afligido, no te afligiré más.