Explicación, estudio y comentario bíblico de Nehemías 9:18-25 verso por verso
“Aun cuando se hicieron un becerro de fundición, cuando dijeron: ‘Este es tu dios que te hizo subir de Egipto’, y cometieron grandes abominaciones,
tú por tu gran misericordia no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día para guiarlos por el camino; ni la columna de fuego de noche para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
Diste tu buen Espíritu para enseñarles. No retiraste de su boca tu maná y les diste agua para su sed.
Los sustentaste durante cuarenta años en el desierto; nada les faltó. Sus vestidos no se envejecieron ni se hincharon sus pies.
“Les entregaste reinos y pueblos, y se los distribuiste por regiones. Así llegaron a tomar posesión de la tierra de Sejón, es decir, la tierra del rey de Hesbón y de la tierra de Og, rey de Basán.
Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra que habías prometido a sus padres que entrarían para tomarla en posesión.
Sus hijos entraron y tomaron posesión de la tierra. Delante de ellos sometiste a los cananeos, los habitantes de dicha tierra, y los entregaste en su mano, con sus reyes y los pueblos de la tierra para que hicieran con ellos según su voluntad.
Tomaron ciudades fortificadas y una tierra fértil. Heredaron casas llenas de todo bien, cisternas cavadas, viñas, olivares y muchísimos árboles de fruto comestible. Comieron y se saciaron; engordaron y se deleitaron en tu gran bondad.