Explicación, estudio y comentario bíblico de Números 14:2-11 verso por verso
Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y Aarón; toda la congregación les dijo: — ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá hubiéramos muerto en este desierto!
¿Por qué nos trae el SEÑOR a esta tierra para caer a espada? ¿Para que nuestras mujeres y nuestros pequeños sean una presa? ¿No nos sería mejor volver a Egipto?
Y se decían unos a otros: — ¡Nombremos un jefe y volvámonos a Egipto!
Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la asamblea de la congregación de los hijos de Israel.
Entonces Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que estaban entre los que habían ido a explorar la tierra, rompieron sus vestiduras
y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: — La tierra por donde pasamos para explorarla es buena en gran manera.
Si el SEÑOR se agrada de nosotros, nos introducirá en esa tierra. Él nos entregará la tierra que fluye leche y miel.
Solo que no se rebelen contra el SEÑOR ni teman al pueblo de esa tierra, porque serán para nosotros pan comido. Su protección se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está el SEÑOR. ¡No les teman!
Entonces toda la congregación habló de apedrearlos. Pero la gloria del SEÑOR se dejó ver en el tabernáculo de reunión ante todos los hijos de Israel.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: — ¿Hasta cuándo me ha de menospreciar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me ha de creer, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?