Explicación, estudio y comentario bíblico de Números 16:35-50 verso por verso
Después salió fuego de parte del SEÑOR y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.
Entonces el SEÑOR habló a Moisés diciendo:
“Di a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que tome los incensarios de en medio del incendio y que esparza las brasas a distancia; porque están santificados.
En lo que respecta a los incensarios de estos que pecaron a costa de sus vidas, de ellos se harán láminas para revestir el altar. Por cuanto han sido presentados delante del SEÑOR, están santificados; y servirán de advertencia a los hijos de Israel”.
Entonces el sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce que habían presentado los que fueron quemados. Y los hicieron láminas para cubrir el altar,
como recordatorio para los hijos de Israel, de que ningún extraño, que no sea de la descendencia de Aarón, ha de acercarse para ofrecer incienso delante del SEÑOR. No les suceda como a Coré y a su grupo, conforme a lo que había dicho el SEÑOR por medio de Moisés.
Al día siguiente toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: — ¡Ustedes han matado al pueblo del SEÑOR!
Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y contra Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí que la nube lo había cubierto, y se manifestó la gloria del SEÑOR.
Entonces Moisés y Aarón fueron al frente del tabernáculo de reunión,
y el SEÑOR habló a Moisés diciendo:
— ¡Apártense de en medio de esta congregación, porque voy a consumirlos en un momento! Ellos se postraron sobre sus rostros,
y Moisés dijo a Aarón: — Toma el incensario, pon fuego del altar en él y pon incienso en él; ve rápidamente hacia la congregación y haz expiación por ellos. Porque se ha encendido la ira del SEÑOR, y la mortandad ha comenzado.
Entonces Aarón tomó el incensario, como le había dicho Moisés, y corrió al medio de la asamblea. Y he aquí que la mortandad ya había comenzado entre el pueblo. Él puso incienso e hizo expiación por el pueblo,
y se puso de pie entre los muertos y los vivos. Así cesó la mortandad.
Los que murieron a causa de la mortandad fueron catorce mil setecientos, además de los que murieron por causa de Coré.
Después, cuando la mortandad había sido detenida, Aarón volvió a donde estaba Moisés, a la entrada del tabernáculo de reunión.