Explicación, estudio y comentario bíblico de Números 22:1-12 verso por verso
Partieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó.
Balac hijo de Zipor había visto todo lo que Israel había hecho a los amorreos.
Moab tuvo mucho temor del pueblo, porque era numeroso, y se aterrorizó Moab ante los hijos de Israel.
Y dijo Moab a los ancianos de Madián: — ¡Ahora esta multitud lamerá todos nuestros contornos, como el buey lame la hierba del campo! Balac hijo de Zipor era en aquel tiempo rey de Moab.
Y envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, junto al Río, en la tierra de los hijos de su pueblo para llamarlo diciendo: “He aquí un pueblo ha salido de Egipto y cubre la faz de la tierra, y ya está frente a mí.
Ahora, por favor, ven y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo. Quizás yo pueda derrotarlo y echarlo de la tierra. Porque yo sé que aquel a quien tú bendices es bendito, y aquel a quien maldices es maldito”.
Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron llevando con ellos los honorarios del adivino. Llegaron a donde estaba Balaam y le comunicaron las palabras de Balac.
Y él les dijo: — Pasen aquí la noche, y yo les daré respuesta según lo que me hable el SEÑOR. Así que los principales de Moab se quedaron con Balaam.
Entonces Dios vino a Balaam y le preguntó: — ¿Quiénes son estos hombres que están contigo?
Balaam respondió a Dios: — Balac hijo de Zipor, rey de Moab, me ha mandado a decir:
“He aquí que un pueblo ha salido de Egipto y cubre la faz de la tierra. Ahora, ven y maldícemelo; quizás así pueda yo combatir contra él y echarlo”.
Entonces Dios dijo a Balaam: — No vayas con ellos ni maldigas al pueblo, porque es bendito.