Explicación, estudio y comentario bíblico de Oseas 11:1-10 verso por verso
“Cuando Israel era muchacho yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo.
Mientras más los llamabaa más se iban ellos de mi presencia. A los Baales ofrecían sacrificio y a los ídolos quemaban incienso.
Pero fui yo el que enseñó a caminar a Efraín tomándolo por sus brazos. Sin embargo, no reconocieron que yo los sanaba.
Con cuerdas humanas los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como los que ponen un bebé contra sus mejillas y me inclinaba hacia ellos para alimentarlos.
“No volverá a la tierra de Egipto sino que el asirio será su rey; porque no quisieron volver a mí.
La espada caerá sobre sus ciudades y destruirá sus refuerzos. Los consumirá en medio de sus propias asambleas.
Entre tanto, mi pueblo está obstinado en su rebelión contra mí; y aunque invocan al Altísimo, no lo quieren enaltecer.
“¿Cómo he de dejarte, oh Efraín? ¿Cómo he de entregarte, oh Israel? ¿Cómo podré hacerte como a Adma o ponerte como a Zeboím? Mi corazón se revuelve dentro de mí; se inflama mi compasión.
No ejecutaré el furor de mi ira; no volveré para destruir a Efraín porque soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo en medio de ti y no vendré contra la ciudad.
“Caminarán en pos del SEÑOR. Él rugirá como león; sí, rugirá y del occidente los hijos acudirán temblando.