Explicación, estudio y comentario bíblico de Oseas 2:1-17 verso por verso
“Digan a sus hermanos: Ammí y a sus hermanas: Rujama.
“¡Acusen a su madre, acúsenla! Porque ella ya no es mi mujer ni yo soy su marido. Que quite sus fornicaciones de delante de su cara y sus adulterios de entre sus pechos.
No sea que yo la desnude por completo y la ponga como en el día en que nació. No sea que la vuelva como un desierto, que la deje como una tierra reseca y la mate de sed.
Tampoco me compadeceré de sus hijos porque son hijos de prostitución.
Porque su madre se prostituyó; la que los concibió actuó desvergonzadamente porque dijo: ‘Iré tras mis amantes que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida’.
Por tanto he aquí que yo obstruyo su camino con espinos y reforzaré su vallado, de manera que ella no encuentre sus senderos.
Ella irá tras sus amantes pero no los alcanzará; los buscará pero no los hallará. Entonces dirá: ‘Iré y me volveré a mi primer marido porque mejor me iba antes que ahora’.
“Pero ella no reconoció que era yo el que le daba el trigo, el vino nuevo y el aceite. Yo le di abundancia de plata y de oro que ellos usaron para Baal.
Por tanto, volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi vino en su época, y quitaré mi lana y mi lino que cubren su desnudez.
Ahora pondré al descubierto su locura ante los ojos de sus amantes y nadie la librará de mi mano.
Haré cesar todo su regocijo: sus fiestas, sus lunas nuevas, sus sábados y todas sus festividades.
Arrasaré sus viñas y sus higueras de las cuales ha dicho: ‘Son la paga que me han dado mis amantes’. Yo las reduciré a matorral y se las comerán los animales del campo.
La castigaré por los días dedicados a los Baales, a los cuales ha quemado incienso y para los cuales se ha adornado con sus aretes y sus joyas. Ella se ha ido tras sus amantes y se ha olvidado de mí”, dice el SEÑOR.
“Sin embargo, he aquí que yo la persuadiré, la llevaré al desierto y hablaré a su corazón.
Y desde allí le daré sus viñas y el valle de Acor será como puerta de esperanza. Allí me responderá como en los días de su juventud y como en el día en que subió de la tierra de Egipto.
Sucederá en aquel día, dice el SEÑOR, que me llamarás: ‘Marido mío’ y nunca más me llamarás: ‘Señor mío’.
Porque yo quitaré de su boca los nombres de los Baales y nunca más serán mencionados sus nombres.