Explicación, estudio y comentario bíblico de Oseas 2:8-28 verso por verso
“Pero ella no reconoció que era yo el que le daba el trigo, el vino nuevo y el aceite. Yo le di abundancia de plata y de oro que ellos usaron para Baal.
Por tanto, volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi vino en su época, y quitaré mi lana y mi lino que cubren su desnudez.
Ahora pondré al descubierto su locura ante los ojos de sus amantes y nadie la librará de mi mano.
Haré cesar todo su regocijo: sus fiestas, sus lunas nuevas, sus sábados y todas sus festividades.
Arrasaré sus viñas y sus higueras de las cuales ha dicho: ‘Son la paga que me han dado mis amantes’. Yo las reduciré a matorral y se las comerán los animales del campo.
La castigaré por los días dedicados a los Baales, a los cuales ha quemado incienso y para los cuales se ha adornado con sus aretes y sus joyas. Ella se ha ido tras sus amantes y se ha olvidado de mí”, dice el SEÑOR.
“Sin embargo, he aquí que yo la persuadiré, la llevaré al desierto y hablaré a su corazón.
Y desde allí le daré sus viñas y el valle de Acor será como puerta de esperanza. Allí me responderá como en los días de su juventud y como en el día en que subió de la tierra de Egipto.
Sucederá en aquel día, dice el SEÑOR, que me llamarás: ‘Marido mío’ y nunca más me llamarás: ‘Señor mío’.
Porque yo quitaré de su boca los nombres de los Baales y nunca más serán mencionados sus nombres.
“En aquel día haré por ellos un pacto con los animales del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra. Quebraré el arco y la espada, y anularé la guerra en la tierra. Y los haré dormir seguros.
“Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y derecho, en lealtad y compasión.
Yo te desposaré conmigo en fidelidad y conocerás al SEÑOR.
Y sucederá en aquel día, dice el SEÑOR, que responderé a los cielos y ellos responderán a la tierra.
La tierra responderá al trigo, al vino y al aceite; y estos responderán a Jezreel.
Yo la sembraré para mí en esta tierra y tendré compasión de Lo-rujama. Diré a Lo-ammí: ‘¡Pueblo mío eres tú!’, y él dirá: ‘¡Dios mío!’ ”.