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La bendición del SEÑOR es la que enriquece y no añade tristeza con ella.
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El hacer perversidades es un deporte para el necio, pero para el hombre de entendimiento lo es la sabiduría.
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Lo que el impío teme eso le vendrá; pero a los justos les será dado lo que desean.
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Como cuando pasa la tempestad, así el impío no permanece; pero el justo tiene fundamentos eternos.
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Como es el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían.
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El temor del SEÑOR aumentará los días, pero los años de los impíos serán acortados.
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