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Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza y su expectativa de las riquezas perecerá.
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El justo es librado de la desgracia, pero el impío llega al lugar que le corresponde.
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El hipócrita con su boca daña a su prójimo, pero los justos son librados por el conocimiento.
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La ciudad se regocija por el bien de los justos, y cuando perecen los impíos, hay grito de alegría.
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Por la bendición de los rectos será enaltecida la ciudad, pero por la boca de los impíos será destruida.
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El que carece de entendimiento desprecia a su prójimo, pero el hombre prudente calla.
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El que anda con chismes revela el secreto, pero el de espíritu fiel cubre el asunto.
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Cuando falta dirección, el pueblo caerá; pero en los muchos consejeros está la victoria.
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Ciertamente será afligido el que sale fiador por el extraño, pero el que odia las fianzas vivirá confiado.
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La mujer agraciada obtendrá honra y los audaces obtendrán riquezas.
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El hombre misericordioso hace bien a su propia alma, pero el cruel se perjudica a sí mismo.
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El impío logra salario falso, pero el que siembra justicia tendrá verdadera recompensa.
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Como la justicia es para vida, así el que sigue el mal lo hace para su muerte.
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Abominación le son al SEÑOR los perversos de corazón, pero los íntegros de camino le son agradables.