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El que ama la corrección ama el conocimiento, pero el que aborrece la reprensión se embrutece.
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El bueno alcanzará el favor del SEÑOR, pero Dios condenará al hombre que urde males.
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El hombre no se establecerá por medio de la impiedad, pero la raíz de los justos es inconmovible.
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La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la mala es como carcoma en sus huesos.
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Los pensamientos de los justos son rectitud, pero las artimañas de los impíos son engaño.
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Las palabras de los impíos son para acechar la sangre, pero la boca de los rectos les librará.
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Al ser trastornados los impíos dejarán de ser; pero la casa de los justos permanecerá.
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El hombre es alabado según su discernimiento, pero el perverso de corazón será menospreciado.
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Mejor es el menospreciado que tiene quien le sirva que el vanaglorioso que carece de pan.
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El justo se preocupa por la vida de sus animales, pero los sentimientos de los impíos son crueles.
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El que cultiva su tierra se saciará de pan, pero el que persigue cosas vanas es falto de entendimiento.
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El impío codicia la fortaleza de los malos, pero la raíz de los justos es estable.
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En la transgresión de los labios hay una trampa fatal, pero el justo saldrá bien de la tribulación.
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El hombre será saciado con el bien del fruto de su boca y también le vendrá la recompensa de sus manos.
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En la opinión del insensato su camino es derecho, pero el que obedece el consejo es sabio.
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El insensato al instante da a conocer su ira, pero el que disimula la afrenta es prudente.
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El que habla verdad declara justicia, pero el testigo mentiroso hace engaño.
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Hay quienes hablan como dando estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina.
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El labio veraz permanecerá para siempre; pero la lengua mentirosa solo por un momento.
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Engaño hay en el corazón de los que traman el mal, pero en el corazón de los que aconsejan paz hay alegría.
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Ninguna adversidad le acontecerá al justo, pero los impíos estarán llenos de males.
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Los labios mentirosos son abominación al SEÑOR, pero le agradan los que actúan con verdad.
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El hombre sagaz encubre su conocimiento, pero el corazón de los necios proclama la insensatez.
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La mano de los diligentes gobernará, pero la de los negligentes será tributaria.
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La congoja abate el corazón del hombre, pero la buena palabra lo alegra.
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El justo sirve de guía a su prójimo, pero la conducta de los impíos los hace errar.
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El negligente no alcanza presa, pero el hombre diligente obtendrá preciosa riqueza.
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En el camino de la justicia está la vida y en su senda no hay muerte.