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Los pensamientos de los justos son rectitud, pero las artimañas de los impíos son engaño.
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Las palabras de los impíos son para acechar la sangre, pero la boca de los rectos les librará.
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Al ser trastornados los impíos dejarán de ser; pero la casa de los justos permanecerá.
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El hombre es alabado según su discernimiento, pero el perverso de corazón será menospreciado.
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Mejor es el menospreciado que tiene quien le sirva que el vanaglorioso que carece de pan.
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El justo se preocupa por la vida de sus animales, pero los sentimientos de los impíos son crueles.
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El que cultiva su tierra se saciará de pan, pero el que persigue cosas vanas es falto de entendimiento.
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El impío codicia la fortaleza de los malos, pero la raíz de los justos es estable.
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En la transgresión de los labios hay una trampa fatal, pero el justo saldrá bien de la tribulación.
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El hombre será saciado con el bien del fruto de su boca y también le vendrá la recompensa de sus manos.
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En la opinión del insensato su camino es derecho, pero el que obedece el consejo es sabio.
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El insensato al instante da a conocer su ira, pero el que disimula la afrenta es prudente.
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El que habla verdad declara justicia, pero el testigo mentiroso hace engaño.
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Hay quienes hablan como dando estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina.
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El labio veraz permanecerá para siempre; pero la lengua mentirosa solo por un momento.
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Engaño hay en el corazón de los que traman el mal, pero en el corazón de los que aconsejan paz hay alegría.