-
El hombre iracundo suscita contiendas, pero el que tarda en airarse calma la riña.
-
El camino del perezoso es como cerco de espinas, pero la senda de los rectos es llana.
-
El hijo sabio alegra al padre, pero el hombre necio menosprecia a su madre.
-
La insensatez le es alegría al falto de entendimiento, pero el hombre prudente endereza su andar.
-
Donde no hay consulta los planes se frustran, pero con multitud de consejeros se realizan.
-
El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra dicha a tiempo, ¡cuán buena es!
-
Al prudente, el camino de vida le conduce arriba para apartarse del Seol abajo.
-
El SEÑOR derribará la casa de los soberbios, pero afirmará los linderos de la viuda.
-
Los pensamientos del malo son una abominación al SEÑOR, pero las expresiones agradables son puras.
-
El que tiene ganancias injustas perturba su casa, pero el que aborrece el soborno vivirá.
-
El corazón del justo piensa para responder, pero la boca de los impíos expresa maldades.
-
Lejos está el SEÑOR de los impíos, pero escucha la oración de los justos.
-
La luz de los ojos alegra el corazón y una buena noticia nutre los huesos.
-
El oído que atiende a la reprensión de la vida vivirá entre los sabios.
-
El que tiene en poco la disciplina menosprecia su vida, pero el que acepta la reprensión adquiere entendimiento.
-
El temor del SEÑOR es la enseñanza de la sabiduría, y antes de la honra está la humildad.