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Los pensamientos del malo son una abominación al SEÑOR, pero las expresiones agradables son puras.
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El que tiene ganancias injustas perturba su casa, pero el que aborrece el soborno vivirá.
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El corazón del justo piensa para responder, pero la boca de los impíos expresa maldades.
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Lejos está el SEÑOR de los impíos, pero escucha la oración de los justos.
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La luz de los ojos alegra el corazón y una buena noticia nutre los huesos.
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El oído que atiende a la reprensión de la vida vivirá entre los sabios.
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El que tiene en poco la disciplina menosprecia su vida, pero el que acepta la reprensión adquiere entendimiento.
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El temor del SEÑOR es la enseñanza de la sabiduría, y antes de la honra está la humildad.
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