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El insensato menosprecia la disciplina de su padre, pero el que acepta la reprensión llega a ser sagaz.
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En la casa del justo hay muchas provisiones, pero en la producción del impío hay desbarajuste.
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Los labios de los sabios esparcen conocimiento; no así el corazón de los necios.
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El sacrificio de los impíos es una abominación al SEÑOR, pero la oración de los rectos le agrada.
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Abominación es al SEÑOR el camino del impío, pero él ama al que sigue la justicia.
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La disciplina le parece mal al que abandona el camino, y el que aborrece la reprensión morirá.
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El Seol y el Abadón están delante del SEÑOR; ¡cuánto más el corazón de los hombres!
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El burlador no ama al que lo corrige, ni acude a los sabios.
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El corazón alegre hermosea la cara, pero por el dolor del corazón el espíritu se abate.
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El corazón entendido busca el conocimiento, pero la boca de los necios se apacienta de la insensatez.
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Todos los días del pobre son malos, pero el corazón contento tiene fiesta continua.
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Es mejor lo poco con el temor del SEÑOR que un gran tesoro donde hay turbación.
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Mejor es una comida de verduras donde hay amor que de buey engordado donde hay odio.
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El hombre iracundo suscita contiendas, pero el que tarda en airarse calma la riña.
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El camino del perezoso es como cerco de espinas, pero la senda de los rectos es llana.
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El hijo sabio alegra al padre, pero el hombre necio menosprecia a su madre.