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Mejor es un bocado seco y con tranquilidad que una casa llena de banquetes con contiendas.
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El siervo prudente se enseñoreará sobre el hijo que avergüenza, y junto con los hermanos compartirá la herencia.
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El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro; pero el que prueba los corazones es el SEÑOR.
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El malhechor está atento al labio inicuo, y el mentiroso escucha a la lengua destructora.
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El que se mofa del pobre afrenta a su Hacedor, y el que se alegra por su calamidad no quedará impune.
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Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, y la gloria de los hijos son sus padres.
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No conviene al hombre vil la grandilocuencia. Cuánto menos al noble el labio mentiroso.
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