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No conviene al hombre vil la grandilocuencia. Cuánto menos al noble el labio mentiroso.
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Piedra de encanto es el soborno a los ojos del que lo practica; dondequiera se dirija tiene éxito.
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El que cubre la transgresión busca amistad, pero el que divulga el asunto aparta al amigo.
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Más aprovecha una reprensión al hombre entendido, que cien azotes al necio.
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El malo solo busca la rebelión; un mensajero cruel será enviado contra él.
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Mejor es encontrarse con una osa despojada de sus crías que con un necio empeñado en su insensatez.
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Al que da mal por bien, el mal no se apartará de su casa.
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El que comienza la contienda es quien suelta las aguas; desiste, pues, antes que estalle el pleito.
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El que justifica al impío y el que condena al justo, ambos son abominables al SEÑOR.
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¿De qué sirve el dinero en la mano del necio para adquirir sabiduría, si no tiene entendimiento?
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En todo tiempo ama el amigo, y el hermano nace para el tiempo de angustia.
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El hombre falto de entendimiento estrecha la mano, dando fianza en presencia de su amigo.
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El que ama la transgresión ama las contiendas, y el que se enaltece busca la ruina.
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El perverso de corazón nunca hallará el bien, y el de doble lengua caerá en el mal.
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Quien engendra al necio lo hace para su tristeza, y el padre del insensato no se alegrará.