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Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre, y arroyo que rebosa es la fuente de la sabiduría.
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No es bueno mostrar preferencia por el impío, desviando al justo en el juicio.
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Los labios del necio entran en contienda, y su boca clama por los golpes.
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La boca del necio es su propia ruina; sus labios son la trampa de su vida.
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