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Muchos planes hay en el corazón del hombre, pero solo el propósito del SEÑOR se cumplirá.
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La ambición del hombre es su desgracia, y es mejor ser indigente que engañador.
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El temor del SEÑOR es para vida; el hombre vivirá satisfecho con él y no será visitado por el mal.
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El perezoso hunde su mano en el plato, pero ni aun a su boca la llevará.
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Golpea al burlador, y el ingenuo se hará sagaz; amonesta al entendido, y captará conocimiento.
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El que despoja a su padre y ahuyenta a su madre es hijo que avergüenza y deshonra.
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Hijo mío, deja de atender la enseñanza que te hace divagar de las palabras del conocimiento.
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El testigo perverso se burla del juicio, y la boca de los impíos expresa iniquidad.
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Actos justicieros están preparados para los burladores, y azotes para la espalda de los necios.
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