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si prestas oído a la sabiduría e inclinas tu corazón al entendimiento,
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si invocas a la inteligencia y al entendimiento llamas a gritos,
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si como a la plata la buscas y la rebuscas como a tesoros escondidos,
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entonces entenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios.
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Porque el SEÑOR da la sabiduría, y de su boca provienen el conocimiento y el entendimiento.
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