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El vino hace burla; el licor alborota. Y cualquiera que se descarría no es sabio.
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Como rugido de león es la indignación del rey; el que lo enfurece peca contra sí mismo.
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Al hombre le es honroso apartarse de la contienda, pero todo insensato se envolverá en ella.
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El perezoso no ara al comienzo de la estación; buscará en el tiempo de la siega y no hallará.
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Como aguas profundas es el propósito en el corazón del hombre, pero el hombre de entendimiento logrará extraerlo.
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Muchos hombres proclaman su propia bondad; pero un hombre fiel, ¿quién lo hallará?
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El justo camina en su integridad; bienaventurados serán sus hijos después de él.
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El rey se sienta en el trono del juicio; con su mirada disipa todo mal.
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¿Quién podrá decir: “Yo he limpiado mi corazón; limpio estoy de mi pecado”?
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Pesas falsas y medidas falsas: Ambas cosas son una abominación al SEÑOR.
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