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No robes al pobre, porque es pobre; ni oprimas al afligido en las puertas de la ciudad.
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Porque el SEÑOR defenderá la causa de ellos y despojará al alma de quienes los despojan.
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No hagas amistad con el iracundo ni tengas tratos con el violento,
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no sea que aprendas sus maneras y pongas una trampa para tu propia vida.
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