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Como escorias de plata arrojadas sobre un tiesto, son los labios enardecidos y el corazón vil.
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El que aborrece disimula con sus labios, pero en su interior trama el fraude.
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Cuando hable amigablemente no le creas; porque siete abominaciones hay en su corazón.
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Aunque con engaño encubra su odio, su maldad será descubierta en la congregación.
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