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No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué dará de sí el día.
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Que te alabe el extraño, y no tu propia boca; el ajeno y no tus propios labios.
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Pesada es la piedra; también la arena pesa. Pero el enojo del insensato es más pesado que ambas.
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Cruel es la ira e impetuoso el furor; pero, ¿quién podrá mantenerse en pie delante de los celos?
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