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Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón; así tendré qué responder al que me ultraja.
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El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben el daño.
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Quítale su ropa al que salió fiador del extraño, y tómale prenda al que se fía de la mujer ajena.
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Al que bendice a su prójimo en alta voz, madrugando de mañana, se le contará por maldición.
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Gotera continua en un día de lluvia y mujer rencillosa son semejantes;
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sujetarla es sujetar al viento o al aceite en la mano derecha.
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El hierro con hierro se afila y el hombre afina el semblante de su amigo.
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El que cuida de su higuera comerá de su fruto, y el que atiende a su señor logrará honra.
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Como el agua refleja la cara, así el corazón del hombre refleja al hombre.
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El Seol y el Abadón nunca se sacian; así nunca se sacian los ojos del hombre.
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