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El aceite y el perfume alegran el corazón; y la dulzura de un amigo más que el consejo del alma.
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No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre, y no vayas a la casa de tu hermano en el día de tu infortunio; pues es mejor el vecino cerca que el hermano lejos.
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Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón; así tendré qué responder al que me ultraja.
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